Hablar de minería en Santa Cruz es hablar de transformación, crecimiento económico y desarrollo sostenible. Pero también es hablar de personas que, con compromiso y vocación, hicieron posible que esa transformación sucediera. Una de ellas es Paula Andrea Santana, quien en estos días se despide de la Secretaría de Estado de Minería tras casi 30 años de trabajo ininterrumpido.
Paula ingresó en el año 1995, cuando la actividad minera en la provincia aún era incipiente y la Secretaría era apenas una Dirección. En aquellos años se gestaban los primeros proyectos, y entre ellos, uno que marcaría un antes y un después: Cerro Vanguardia, la primera mina de oro y plata en explotación de Santa Cruz, que en 1998 produjo su primer lingote de bullion doré. Luego vendrían muchos proyectos más, que Paula acompañó con compromiso y responsabilidad, viéndolos crecer, gestionando y generando distintos tipos de procesos administrativos desde su área: la Escribanía, donde muchos de ellos aún hoy siguen vigentes.
Desde su escritorio, Pau fue parte de ese nacimiento. Acompañó el desarrollo de cada proyecto desde la etapa de exploración —los cateos, las manifestaciones de descubrimiento— hasta la puesta en marcha y, en algunos casos, el cierre. Año tras año, siguió de cerca el crecimiento de la actividad minera en la provincia.

Su tarea, muchas veces silenciosa pero fundamental, dejó una marca profunda. Un verdadero ejemplo de mujer minera: dedicada, comprometida y atenta a velar por los derechos mineros de manera eficiente. Ordenó expedientes, sostuvo procesos y creó nuevos. Hizo que la vida de mina sucediera también en los papeles, garantizando que los proyectos avanzaran en tiempo y forma, y que la legalidad y la transparencia fueran pilares de una actividad en constante evolución.
Paula fue parte del motor que impulsó el desarrollo minero santacruceño. Su legado no está en una veta ni en un bullion doré, sino en el conocimiento, la responsabilidad y el compromiso con que transitó cada día de su carrera. Deja una huella imborrable en sus compañeros, en sus jefes y en quienes hoy forman parte activa de la vida minera.
Hoy se jubila, pero deja huellas…
Porque hay muchas formas de hacer minería, y Paula lo hizo desde su lugar, con pasión y entrega, siendo parte del crecimiento de toda Santa Cruz.
