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Al 31 de diciembre de 2024, habrán transcurrido 2.555, o 6.320 horas, si lo prefiere, desde la última inauguración de un yacimiento minero en Santa Cruz, que fue Don Nicolás. Y en los siete años siguientes, nada.

Ese es un dato preocupante que expresa cabalmente la situación actual de la industria y que vemos y sufrimos a diario quienes nos desarrollamos como trabajadores, proveedores, empresarios, dirigentes o directivos mineros: los yacimientos maduran y avanzan, alcanzan su máximo potencial y empiezan a declinar, sin que haya nuevos emprendimientos que aprovechen, absorban y den continuidad a la industria.

Se podrían realizar distintos análisis y conjeturas, buscar y señalar culpables por acción u omisión. Para mostrar a la comunidad lo preocupados que estamos, podríamos incluso destinar 2555 días o más para entender como llegamos aquí, pero eso sería más de lo mismo, desperdiciar un tiempo que no regresa y que necesitamos para retomar el sendero que recorrimos antes de esto: explorar para producir, reinvertir para multiplicar y desarrollar para seguir explorando. Creo que no nos estamos haciendo las preguntas correctas. Si definimos que hay que hacer para volver a tener una minería en desarrollo, sabremos qué no se hizo (para quienes, les interese saberlo) y quienes no lo hicieron, pero teniendo en claro que eso son solo detalles. Lo importante es ponerse a trabajar seriamente y determinar qué queremos (si es que queremos seguir teniendo minería en Santa Cruz) y poner manos a la obra. No alcanza con deseos y buenas intenciones, ni con discursos rimbombantes de funcionarios que solo buscan prensa y actúan con doble moralidad. Se necesita un plan de trabajo que involucre a todas las partes: Estado, empresas, y organización sindical, y que se tomen decisiones de fondo para cuidar a una actividad que hoy es la principal generadora de recursos y empleabilidad en la provincia. Con yacimientos maduros y casi nula exploración, es decir, con un corto y mediano plazo muy difícil.

Necesitamos una participación mas activa de las localidades donde se emplazan los yacimientos y una presencia más sólida de la cámara que agrupa a los proveedores locales, para visibilizar el aporte que ellos hacen y lo que generan en las comunidades.

Los mineros sabemos que todo yacimiento minero en algún momento cerrará. Pelear contra eso es como pretender que nunca llegue la noche. Lo que necesitamos es que se vuelva a la senda de la exploración intensiva, para identificar y desarrollar proyectos viables y sustentables. Los trabajadores mineros lo necesitamos para seguir teniendo trabajo: los proveedores, para movilizar sus pymes y crecer; las comunidades, para mejorar la calidad de vida de todos; el Estado, para llegar a más rincones con atención y obras; y los funcionarios, para salir más en fotos.

AOMA nació en Santa Cruz junto con una minería de calidad, con buenas políticas y proyectos sustentables. Instamos a todos los actores de esta noble industria a sumarse a ese sendero que nos llevó a estar orgullosos de lo que hemos hecho.

Tiempo Sur